Joan Fontcuberta

(Barcelona, 1955)

Prosopagnosia, 2019

This work is made in collaboration with Pilar Rosado. Digital color print on dibond
60 x 180 cm

[CAST] La prosopagnosia es un trastorno de la memoria caracterizado por la dificultad a reconocer rostros cuando al encontrarnos con alguien, su apariencia nos resulta muy familiar y tenemos la certeza de que nos conocemos. El estudio de la propopagnosia ha sido crucial en el desarrollo de teorías sobre la percepción facial y su subsiguiente aplicación en el diseño de algoritmos para dispositivos de reconocimiento facial, desgraciadamente tan comunes con la actual paranoia de vigilancia y control. La aplicación del algoritmo diseñado por Pilar Rosado sobre las imágenes del archivo Alonso Bonet produce una cantidad incontable de imágenes intermedias, desechadas, que trazan la complejidad del proceso de entrenamiento y aprendizaje hasta culminar en imágenes plausibles. A medida que el ordenador va aprendiendo a producir caras, se evoca la propia memoria del arte, del minimalismo al expresionismo, del surrealismo a Bacon. Pero más que a la historia del arte, este proyecto interpela la ontología de la imagen. Asistimos a la institucionalización de fotografías sin referente. La computación está engullendo a las cámaras y la representación ya no es un producto de la imaginación sino del cálculo. – Joan Fontcuberta -

NG] Prosopagnosia is a memory disorder characterized by the difficulty in recognizing faces when we meet someone, their appearance is very familiar and we have the certainty that we know each other. The study of propopagnosia has been crucial in the development of theories on facial perception and its subsequent application in the design of algorithms for facial recognition, unfortunately so common with today's surveillance and control paranoia. The application of the algorithm designed by Pilar Rosado on the images of the Alonso Bonet archive produces a countless number of intermediate, discarded images that trace the complexity of the training and learning until it culminates in plausible images. As the computer starts learning to produce faces, the memory of art itself is evoked, from Minimalism to Expressionism, from Surrealism to Bacon. But more than Art History, this project challenges the ontology of the image.We are witnessing the institutionalisation of photographs without reference. Computing is gobbling up the cameras and representation is no longer a product of imagination but of calculation. - Joan Fontcuberta -